La tristeza según la voluntad de Dios conduce a una conversión que da por resultado la salvación y no hay nada que lamentar. Pero la tristeza del mundo produce la muerte. 2cor 7:10
No nos lamentemos por aquello que nos aflije o preocupa, en su lugar cambiemos los lamentos por oraciones y pidamos a Dios que se haga su voluntad en cada uno de nosotros.
Que Dios y la Virgen nos acompañen siempre.
S/C Julio 2015
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