El envidioso se entristece porque Dios es bueno con los demás.
José Prado Flores
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El fondo de la la envidia es una triple pregunta que se le hace a Dios: ¿Por qué eres bueno? ¿Por qué le diste este regalo a él? ¿ Por qué hiciste con lo tuyo lo que hiciste? EL envidioso se entristece porque Dios es bueno con los demás como si con nosotros no lo hubiera sido; y además, reclamárselo. La envidia es constituirse en un administrador avaro de los abundantes tesoros divinos.
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